¿Qué señales delatan la mala práctica profesional de un terapeuta y un coach? ¿Qué actitudes pueden generar que el paciente no mejore? ¿Cuáles son las características de un buen profesional de la ayuda?
Todas estas condiciones que describo en este artículo son vinculantes, un terapeuta que no las cumple todas en cierto grado de consistencia no está preparado para guiar impecablemente, a las personas que requieren de ayuda o acompañamiento terapéutico.
Muchas personas por desconocimiento o por falta de experiencia, no saben cuál ha de ser la actitud profesional de la ayuda, y se pueden embarcar en una relación terapéutica que puede conllevar más perjuicios que beneficios. Esta es una síntesis a partir de la experiencia profesional y de mi aprendizaje formativo en la visión sistémica de Bert Hellinger.
En un momento que han proliferado las terapias alternativas y muchas personas que sin la suficiente experiencia y honestidad, buscan ayudar a los demás sin haber resuelto algunos temas fundamentales de su propia infancia y relación familiar, buscan ayudar a los demás como un modo de paliar sus propias dificultades, e incluso sufrimiento, puede ser de gran ayuda unas directrices claras de cuáles son las características de un buen terapeuta, que actúa con honestidad y conociendo los Órdenes de la Ayuda.
Ayudar como oficio es algo totalmente diferente a la ayuda que podemos ofrecer como amigos o familiares. De hacerlo así sería algo peligroso. La ayuda que se ofrece profesionalmente es una ayuda que frecuentemente tiene que ver con la vida y la muerte. Se trata de una ayuda para que alguien logre su propósito, que pueda desarrollarse y crecer conforme a su destino.
7 ÓRDENES DE LA AYUDA DE UN TERAPEUTA
1. No emite juicios. Es imparcial.
2. Ayuda de igual a igual. Honra el lugar que ocupa como terapeuta. No realiza transferencias al cliente.
3. Facilita una comunicación proactiva, y dispone de una escucha activa. Transforma las creencias y las narrativas limitantes en una comunicación reconciliadora y creativa.
4. Da sólo lo que tiene, y reconoce lo que realmente el cliente puede recibir y necesita.
5. Se mantiene dentro de las posibilidades de la situación.
6. Siente una empatía amplia dirigida a toda la familia. No se compadece.
7. Busca su honestidad de forma permanente. Supervisa su actitud y su trabajo constantemente.